jueves, 16 de diciembre de 2010

LAS MANCHAS DEL OCELOTE ''TIGRILLO''




Esto ocurrió hace mucho tiempo, cuando de verdad se respetaba a la naturaleza, los animales no se comían entre sí, la dieta era vegetariana, todo era armonía, en aquel entonces el Ocelote era de un solo color, presumía de su hermoso pelaje, hasta centelleaba bajo el sol, aprovechaba cada instante para asearse y lucir siempre elegante, pasaron varias lunas, muchas lluvias y la presunción del ocelote fue creciendo a tal grado de ignorar a otras especies de animales, se mofaba de ellos motejándolos de inferiores, los animales del lugar se disgustaron mucho con esta actitud del felino.



Una mañana, inolvidable, llena de trinos, flores nuevas, justo cuando los primeros cabellos del sol acariciaban a las nuevas mariposas del día, pasó algo que vino a cambiar el curso de las cosas.



Estaba el Ocelote contemplándose en la laguna, que por algo es el espejo predilecto de la luna, en eso llegó el conejo, despreocupado, porque los conejos no se preocupan, solo viven, después de los buenos días el conejo lo invitó a jugar a las carreras, el ocelote lo ignoró antes de negarse y le pidió que lo dejara de molestar además no quería correr para no llenarse de polvo, el insistente conejo trataba de convencerlo pero el enfado hacía acto de presencia en el rugido del felino, he dicho que no! respondió el ocelote ya bastante molesto, además de presumido, amargado, susurró el conejo, el ocelote se guardó varias palabras y decidió marcharse del lugar pero el conejo era algo travieso, casi como su amigo el zorro, aventó una piedra al agua logrando salpicar al ocelote, muy enfadado el ocelote comenzó a perseguir al conejo alcanzándolo sin esfuerzo y en medio del forcejeo lanzó tremendo zarpazo al parvo conejo que calló justo a en los brazos de la muerte antes de llegar al suelo, el olor a sangre y el sabor de la misma en su hocico ya asesino lo motivó a devorar el tibio cuerpo del conejo en ese instante.



La noticia fue dada a los cuatro vientos por las urracas que hasta la fecha son comunicativas, los animales que antes fueron humillados por el ocelote eran espectadores del acontecimiento, fue ese acto el esperado pretexto para acusarlo con el señor del monte, uno por uno dio su versión de lo acontecido, el señor del monte escuchaba con gran paciencia y serenidad, una vez que meditó sobre el castigo que merecía el culpable organizó a los animales y le explicó el plan.

Destinó a las urracas para que vigilaran todos los movimientos del ocelote, los coyotes se encargaron de sacarlo de su escondite y conducirlo hacia la trampa que le tenían preparada, los demás animales hicieron montones de zapote negro maduro y al momento de cruzar la estrecha vereda una lluvia de zapote negro detuvo su agitada carrera, el ocelote quedó negro de tanta fruta madura, como pudo se escapó en medio de burlas y festejos de todos los animales, fue directo a la laguna para limpiarse pero fue inútil, la mancha del zapote negro había penetrado su cuerpo, desde aquel día hasta la fecha se puede ver al ocelote andar con cautela, lleno de manchas negras en el cuerpo y el conejo sigue siendo su alimento predilecto.

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